Saltos en el tiempo.
Una hermosísima herramienta cuando es utilizada con altura y calidad, como genuino recurso narrativo y no como solución para conflictos planteados de manera precaria. Nos regocijamos con el empleo del saltito cuando viene de la pluma de Moore en "From Hell", Ellis en "Planetary" o Markus y McFeely en "Endgame". Porque sí, ñeri; "Endgame" es todo lo que está bien, maldita sea.
Sin aspirar siquiera a hacerle sombra a la mugre debajo de la uña del dedo chiquito del pie derecho de cualquiera de los guionistas antes mencionados, pretendo ir y volver en el tiempo con los artículos que voy a presentar en la sección de prosa de este blog; como para aprovechar los golpes de efecto (?) en presentación y resolución de conflictos varios a la manera de precuelas y tratando de evitar en todo momento el caer en la estupidez que caracteriza actualmente a cualquier producto de Abrams o Shyamalan, cuyas "vueltas de tuerca" hoy son más predecibles y lamentables que Agustín Laje intimando.
Por eso en esta entrega los voy a situar casi en el presente, haciendo hincapié en los fatídicos 9 (nueve) meses de cuarentena del 2020. En futuros artículos volveremos a fines de los '90, fasfoguardiaremos al 2008, coquetearemos con el 2013 y seguramente le pidamos una mano a Zemeckis para volver a 1985 e intentar retener a Eric Stoltz como Marty McFly por mera curiosidad sobre el resultado.
"Arena, TKM"
Sobre cómo Las Máyi fueron fundamentales para mi supervivencia, por Sebastián Bronico.
1.-
Nadie vio venir el cataclismo generado por la proliferación del COVID-19 el año pasado. Todo se dio tan rápido que de un día para el otro pasamos de compartir bombilla con cualquier ñato que nos cebara un mate medianamente respetable, a entablar singular combate a cadenazo limpio para conseguir el último rollo de papel higiénico de la despensa del barrio.
Como nadie lo vio venir, casi nadie estuvo preparado para las consecuencias directas del cese de actividades públicas (digo "casi" porque de seguro los preparacionistas se sentaron a comer pochoclos cocinados en el mesmísimo aluminio de sus sombreritos conspiranoicos mientras miraban videos como éste en YouTube).
Párate laboral, párate recreativo, aislamiento absoluto, convivencia en pareja en espacio reducido. Cuatro elementos que podrían parecer conflictivos a priori, sobre todo el último para un boomer que romantiza las relaciones berreta o un cabeza de termo que sigue festejando los chistes de Casados con Hijos. Sin embargo, mi realidad fue otra completamente diferente.
El grueso de mis ingresos los genero dibujando y desde la comodidad de mi hogar. De todas las industrias del mundo mundial, la audiovisual fue una de las menos castigadas durante la cuarentena ya que el encierro masivo demandó una mayor cantidad de contenido para suplir la necesidad de entretenimiento de los encerrados. De manera que el primero de los cuatro problemas mencionados no lo fue en absoluto para mí.
En lo recreativo, venía de siete años parejos desde que abandoné por segunda vez las cartitas. Su lugar fue suplido por Heroclix, gracias a la arenga del buen Elvis Ganduglia, otrora excelso scorekeeper de Opens y Grand Prixes; pero durante los dos años previos al cuarentenazo el juego competitivo se fue desdibujando paulatinamente hasta el abandono absoluto por parte de jugadores abrazando la mediocridad, con razones falopa que merecerían un artículo aparte. Entonces, si bien fue recién en el 2020 la muerte mortífera mortal en la morisión el juego, ya venía preparado física y emocionalmente para el hecho.
Las juntadas virtuales de fin de semana para sacarle lustre a boardgames varios y sistemas de rol mediante Tabletop Simulator (entre otros) fueron más que suficientes para paliar el aislamiento. Jugar Skribbl con palabras/frases custom como "Sánguche de Media" y "Messi Re Loco Saliendo de Caño" fue un bálsamo revitalizador al ánimo, nutritivo como el desvarío lisérgico de un amigo que insistía en jugar drogado al Among Us y regalarse haciendo los más inverosímiles sonidos cuando le tocaba ser el mostro.
La convivencia no pudo haber sido mejor, ya que tenemos una muy buena sincronía de menesteres con Vic Barda. Respetamos nuestros espacios y nuestros momentos, nos complementamos logísticamente y a ambos nos invade la misma ira homicida cuando vemos imbéciles sin barbijo pulular frente a nuestra casa. Luego de un debate a conciencia, decidimos abstenernos de activar el concierto de adoquinazos y lluvia de napalm casero porque supusimos que sería muy engorroso tener que negociar luego nuestra rendición desde la terraza con el Grupo Halcón y los Ángeles de Berni.
Todo lo que debería haber sido un problema no lo fue.
Y lo que debería haber sido un refugio, un bastión de contención y salud emocional, terminó siendo un terrible problema: mi familia y su cosmovisión falopa del contexto pandémico.
2.-
Ya casi llegamos a las Máyi, tranqui. Falta un poquito más de contexto.
El trasfondo completo del circo mágico de la alegría fue el siguiente:
- Madre, 67 años, 3 (tres) reemplazos de válvula mitral, anticoagulada, hepatitis B, ex fumadora.
- Padre, 68 años, ex fumador.
- Abuela, 95 años, hipotermia leve crónica, hipertensa, propensa al sangrado intestinal por diverticulitis.
- Tío, hermano y pareja de hermano; todes por debajo de la edad de riesgo y sin complicaciones médicas pertinentes.
Jugadísimes en riesgo con 3 (tres) personas Tier 1. Idealmente no tendrían que salir ni del clóset.
Como se veía venir fuerte que la actividad económica iba a terminar haciendo cucharita con la mamá de Hyoga, elucubré un plan para poder sostener el negocio de mi padre desde mi casa, evitando que tuviera que salir de la suya. Y no sólo eso: mientras que Bronico Sr. desarrollaba sus actividades de lunes a viernes entre las 09:00hs y las 14:00hs, quien les escribe podía ofrecer el mismo servicio, los siete días de la semana, de 09:00 a 21:00hs con previo aviso para los días sábado y domingo.
Por último, me hago cargo absoluto de mi abuela que, convenientemente, vive literalmente abajo de mi casa.
Una logística impecable, sólida, inmaculada, digna de cigarro de Santos; pero como no tenía un objetivo al cuál pedirle fuego, opté por el clásico y cuasi olvidado "me encanta cuando un plan se concreta" de Aníbal de Brigada A.
Toda esa felicidad generada por tener el increíble privilegio de poder mantener el aislamiento mientras no se perdía ningún ingreso, ni propio ni familiar, fue menguando progresivamente por los cada vez menos espaciados arranques negacionistas de mi padre.
Empezó con un casi inofensivo "no me parece que esto sea tan grave", pasando por un ya preocupante "vos decime lo que quieras sobre protocolos, pero yo opino diferente" y llegando al irreversible "ES TODO UNA MANIOBRA PARA QUEDARSE CON LOS FONDOS DE LOS BANCOS, NOS COARTAN LAS LIBERTADES, YO DECIDO SI ME CUIDO Y CÓMO, LAS SECRET LAIR FINANCIAN LA CAUSA DE SOROS Y SU CAMARILLA FEMIBOLCHE".
Apelé al buen juicio de mi madre para que intercediera, pero fue en vano. Ella también se había sumado a la vorágine destructiva de los anticuarentena, militando un combo de consignas de la derecha más rancia que hasta ese momento le habían sido ajenas.
La preocupación real y el principio de mi stress comenzó a fines de abril cuando Padre me pidió que le tramitara el permiso de libre circulación, totalmente espurio y declarando algo que no era cierto.
3.-
Un Rokkuman (Rockman/Mega Man para los angloparlantes, Andrés Monsalve para los hispanoparlantes) me escribía mientras terminaba de platinar el Pillars of Eternity después de 274 (doscientas setenta y cuatro) gloriosas, excelsas e inigualables horas de juego.
Mega: "Estoy streameando Arena ¿Por qué no te das una vuelta?"
Broni: "Cuando termine la entrega con la que me retrasé por la otra entrega que también tuve que retrasar por este juebito hermoso, me prendo"
Broni: "Cuando termine la entrega con la que me retrasé por la otra entrega que también tuve que retrasar por este juebito hermoso, me prendo"
Ese intercambio se dio por lo menos cinco veces antes de que finalmente pudiera visitar Blue_Robot, su canal de Twitch. La vida del freelancer es ya de por sí complicada en tiempos sin la inmersión en RPG isométrico de calidad, y sospechaba que podía complicarse más si me rendía ante la curiosidad que me estaba empezando a generar Arena.
O sea, clarísimo tenemos todos que uno no abandona las Máyi. En todo caso se abstiene de jugar por X cantidad de tiempo hasta que se retoma. Y no lo digo yo, es un hecho comprobado por científicos de primer nivel y hasta mencionado en la Biblia, en Mateo 21:17 para ser más específicos.
Y ni bien entro lo veo al buen Mega drafteando Core Set 2021, si mal no recuerdo. Limitado. Así de una, sin avisar. Caigo de paracaidista y soy recibido con mi formato predilecto en una interfaz (a mi gusto) mucho más agradable que MOL. Yo no quería volver pero...
Broni: "Mega, sentime ¿Cómo es la movida acá? ¿Se puede draftear en Arena?"
Mega: "Por supuesto. Aprovecho que te tengo acá para hacer un repaso de la bicicleta así si hay algún otro recién llegado a Arena aprende también..."
Broni: "¿Bicicleta?"
Mega: "Sí. Lo bueno de Arena es que podés jugar tanto construído como limitado totalmente gratis porq..."
Broni: "CÓMO GRATIS"
Mega: "Claro. Arena te da objetivos diarios y semanales a cumplir que se traducen en moneda que puede invertirse en inscripciones a eventos, incluyendo mesas de draft. Claro que si querés apurar el proceso podés c...."
Pero yo ya no estaba escuchando. Estaba bajándome Arena mientras le gritaba fuertemente al gabinete para que se apurara, ya que el expandir el ancho de banda con una barreta no parecía ser físicamente posible. Porque draft, viejo. Y gratis.
Mientras tanto, tenía que lidiar con mi padre y su batería diaria de llamadas telefónicas laborales para comunicar oraciones de un único renglón si fueran un mensaje de texto. Decenas y decenas de llamadas en un período de tiempo tan reducido que parecía inverosímil. Intenté de la manera más didáctica posible el explicarle por qué era mucho más beneficioso el comunicarnos por mensaje, desde lo logístico y sobre todo por los números y datos específicos a tratar; claramente sin éxito alguno porque, y cito, "a mí me sirve el teléfono, no tengo tiempo para andar escribiendo". Mi padre es un náufrago tecnológico que desconoce el uso de las más simples aplicaciones, no tiene idea de cómo se usa un cajero automático y al día de hoy sigue delegando la administración de su home banking personal a terceros. Pero sé a ciencia cierta que usa Whatsapp y vive revoleando textos y cadenas en grupos varios; así que la carta del impedido no la podía jugar. Pero bueno. La intensidad. El stress. De cuarta.
De repente, esos draftcitos se veían todavía más apetecibles como válvula de escape de una realidad cada vez más turbia. Turbiedad nivel "aprendí a sacar el permiso y estoy saliendo de casa para ver gente de queruza", porque siempre se le puede añadir insulto a la injuria.
4.-
Padre: "Mañana voy a ir a ver a tu abuela".
Broni: "POR QUE".
Broni: "POR QUE".
Padre: "Porque es mi madre".
Broni: "PERO TIENE 95 AÑOS Y VOS ESTAS EN CUALQUIERA".
Broni: "PERO TIENE 95 AÑOS Y VOS ESTAS EN CUALQUIERA".
Padre: "Eso lo decís vos, yo opino distinto".
Broni: "NO ES UNA OPINION, ES UN HECHO CONCRETO COMPROBADO. TE PIDO POR FAVOR QUE NO VENGAS PORQUE VAS A PONER EN PELIGRO A MARTA".
Padre: "No me voy a poner a discutir. Voy a ir, y punto".
Vivir de gira para luego visitar a una anciana de 95 (noventa y cinco) años, sin siquiera ponerse el barbijo. Una idea absolutamente brillante, comparable quizás con el presentarse a una entrevista laboral justo después de tatuarse la palabra "pija" en la frente. No se puede esperar otra cosa mas que el éxito.
Por decisión unilateral, mi burbuja de aislamiento con protección abuelística incluida se vio vulnerada. Porque la infectadura y la mentira de los protocolos COVID-19 y coso. Porque opinar tiene mayor validez que argumentar en un contexto donde el argumento tal vez no convalide la opinión, y por eso se lo descarta. Intenté 2 (dos) veces hacer un análisis con mi padre de los aspectos que genuinamente se podían y debían reprochar al gobierno (que son muchísimos, encima), y tratar de que entendiera que no había que mezclar los tantos; porque no podés negar una pandemia y las medidas sanitarias correspondientes sólo porque creés que son elementos que benefician a un gobierno con el cual no simpatizás. Ambas veces tuve el mismo éxito que al intentar pasar la comunicación laboral al plano del texto.
El estaba (y está) parado en una posición donde, si se agacha y da un pasito hacia adelante tirando un puñetazo, es culpa del peronismo que no salga el hadōken. Cómo no va a salir, si yo me rompo el culo laburando para disfrutar de la técnica ¿Que en la vida real no se pueden tirar hadōkens? Pobre de vos, kuka, te comiste el verso...
En un lapso de un mes, y sin darme cuenta, fui abandonando uno por uno los juegos que estaba jugando para darle más espacio a Arena. Si bien bellezas como el Hollow Knight o el ya mencionado Pillars of Eternity cumplieron con creces en distender, divertir y retar mis capacidades, sólo el jugar Máyi conseguía abstraerme por completo del sánguche de sida sobre suave colchón de fino Lumilagro en el que no paraba de convertirse mi contexto.
A pura fuerza de pre-construidos y drafts con muy buenos resultados, siempre metiéndole dos horitas por día de lunes a viernes, y con sólo un mes en el vicio hice, según el buen Mega, una muy buena base. Me recomendó que empezara a jugar ranked para beneficiarme de los premios de final de temporada; y que para ello comenzara crafteando completo el Jeskai Cycling ya que justo antes de la salida de Zendikar Rising, sólo pedía 7 (siete) raras. 11 (once) si decidía jugar la versión con Irencrag Pyromancer. Caso le hice, y en los pocos días que faltaban para terminar la temporada alcancé Platinum 1 en Construído y Diamond 3 en Limitado ¡Boostercitos y oro! ¡Gráti' papá!
Tangencialmente, empecé a adentrarme en el contenido de la comunidad y recordé que a Matías Leveratto le había ido muy bien casheando un Mythic Championship. Eso sumado a un gratísimo recuerdo de nuestras interacciones en torneos (llegamos a jugar la quinta ronda del WCQ 2012 escuchando Toe desde el mismo reproductor, un auricular cada uno, ja) me inclinaron a que su canal de Twitch sea mi primera visita non-robotera.
Me dediqué a observar en silencio su match de Dimir Rogues vs. Rakdos Sacrifice hasta que un hereje osó decir en el chat que el mejor alfajor del país es el Cachafaz.
Amigo, no. Edmund Burke nos dice que para que el mal triunfe lo único necesario es que los buenos no hagan nada. Así que tuve que intervenir y explicarle a este no-iniciado que la única verdad alfajoril es el Capitán del Espacio. Es de otro nivel, superlativo. Es el noúmeno del alfajor, pero fenoménico. En el apocalipsis cristiano, los Cuatro Jinetes son enviados a la Tierra para volver con una caja de Capitán del Espacio, una fugazzetta de La Mezzetta, un vaciopán de Salt Bae y una bolsa de caramelos Media Hora para los que se portaron mal. Recién entonces vuela todo al demonio. Porque ESE es el nivel de importancia cósmica de este alfajor. En esas u otras palabras, pero se entendió.
Entre risas preguntaron quién era Illuminaria (mi usuario para casi todas las plataformas que existen) y al deslizar mi apellido el buen Leve me recordó al instante con una sonrisa como, y cito, "una de las personas más agradables y graciosas que me tocó conocer jugando". No sé bien por qué, pero me enterneció. Se sintió bien que alguien con quien no tuve tanta relación en su momento se acordara de mí después de tanto tiempo, je.
La vida era buena. O casi.
5.-
Bronico Sr. redoblaba la apuesta: había decidido volver a la oficina. Los clientes los seguía tratando yo (teníamos nuevos, incluso) y los ingresos seguían fluyendo, pero él tenía que volver a sentarse en su escritorio igual aunque en principio no tuviera nada para hacer. En lugar de supervisar a la distancia y evaluar nuevas oportunidades de inversión desde la comodidad de su acogedora casa, prefirió encerrarse en un espacio reducido sin ventilar con otras tres personas. Luego de visitar una obra en construcción por la mañana temprano, por supuesto. Para luego almorzar clandestinamente con algún amigue, claro está. Y cerrar con la visita diaria a su madre, mi abuela. Sí, la nonagenaria.
Entendí entonces que iba a necesitar del amor infinito de Vic Barda, de la contención perenne de mis amigos desde la virtualidad y de un vuelco completo de cuerpo y alma a las cartitas para superar el embate emocional. Porque era eso o alistarme en la Legión Extranjera y pedir explícitamente que me asignaran a algún territorio en disputa no menos peligroso que la Franja de Gaza en misión suicida armado únicamente con un sachet de leche porque eran INCREIBLES las ganas que tenía de cabecear un misil.
Como positivo, tenía suficientes wildcards como para armar 2 (dos) decks Bo1, o uno Bo3.
Para ese momento Zendikar Rising estaba fresquito y a Uro lo habían mandando a picar piedras a algún gulag de Siberia. El Cycling me había depositado en Platinum esta vez, pero no estaba encontrándole la vuelta para llegar a Diamond porque 4CAdventures (todavía con Lucky Clover y Omnath) ejercía demasiada presión y no volvías de doble Petty Theft seguido de, también doble, Granted por Tormod's Crypt + Runed Halo o Ugin.
Terminé armando un Dimir Control con Voracious Greatshark para Bo1 que funcionó a la perfección y me llevó a Diamond en poquito tiempo. Ahí la cosa se puso un poco más espesa, en parte por la competitividad y en parte por no poder darle las dos horas diarias reglamentarias, ya que se me habían juntado un par de entregas. Así fue como llegué aún en Diamond al ban de Omnath, Lucky Clover y Escape to the Wilds.
El metagame había pegado un vuelco importante, agilizándose. Mi Dimir Control ahora enfrentaba las nuevas versiones de Adventures Aggro (Selesnya, Golgari, Gruul) y fracasaba miserablemente en sobreponerse a la violencia y estabilizar la mesa; como cuando pedís calma a los alcoholizados de la cena navideña que se desconocen por el terreno de la abuela en Escobar.
Como en el formato digital no podés jugar con proxies ni pedir cartas prestadas para probar diversos brews personales (cosa que extraño horrores del Máyi físico), no me podía aventurar a craftear a rolete así que decidí unirme al rebaño y netdeckear una base ya probada para luego toquetearla según mi gusto personal. Mi segundo deck para Bo1 fue un Gruul Adventures, porque RG pasión en Construído.
Y con ese Adventures, suplantando el playset de Rimrock Knight por Stonecoil Serpent, en tan sólo una semana pude llegar a Mythic. Este logro que pude ser considerado modesto por una amplia mayoría, para mí fue algo maravilloso por la sensación de retribución que me generó en ese momento. En el contexto familiar venía comiéndome un garrón tras otro por hacer las cosas bien, y creo que por ese trasfondo fue que ser recompensando por hacer algo bien en el contexto mayiquero se sintiera doblemente gratificante. Durante un par de días estuve en Modo Mantrul de felicidad: agitando puños al aire en modo triunfal, gritando "aguanten la poesía y las armas de fuego" ante cada oportunidad.
6.-
Después de una charla con el padre de Vic Barda, excelentísimo galeno y ex-director del área de neumonología en el Hospital de Clínicas, terminé por aceptar 2 (dos) realidades. La primera fue que si llegara a darse un hipotético brote de T-Virus, la humanidad entera perece en un holocausto zombie en menos de 48hs porque así de imbéciles somos de cara a una pandemia. La segunda fue que por más indignación que me genere su accionar, mis padres son adultos autónomos y no me corresponde el dictaminar cómo deben vivir sus vidas. Ni siquiera cómo deberían proteger la vida de mi abuela que, con 95 (noventa y cinco) años, no tenía todavía una perspectiva real del peligro que corría. Tenía que tratar de que no vulneren mi protocolo, nomás.
Por no indagar correctamente, desperdicié mi primera llegada a Mythic durmiéndome en los laureles y quedándome fuera del Top1200. Había llegado a #525, habiendo notado previamente que se perdían entre 20 (veinte) y 30 (treinta) puestos diarios entre sesión y sesión. En mi inocente imaginario, supuse que colgando los botines cuatro días antes me iba a sobrar nasta para entrar. La noche del viernes anterior al cierre estaba #679. La progresión era correcta según mis cálculos, así que podía dedicarme a mirar Netflix, adelantar laburo o seguir intentando despertar mi poder mutante. Claramente, al reconectar estaba en puesto #1391 y me desayunaba que las últimas doce horas de grindeo son un descontrol. Intenté sin éxito entrar por la puerta del perro, y terminé cerrando en 98%.
Me tomó apenas ocho días llegar a Mythic desde Platinum en noviembre, con las adiciones de doble The Great Henge y doble Gallia of the Endless Dance en lugar del playset de Stonecoil Serpent. Sin embargo, las horas previas al cierre de la temporada me tuvieron oscilando entre 97% y 99%, nunca pudiendo redondear el grindeo a mi favor.
Lo que sí estuvo recontra re-buenísimo de noviembre fue jugar el Magic LATAM Challenge 2020.
En principio no me sentía cómodo para jugarlo, ya que venía de siete años sin ruedo competitivo y me veía bastante verde para un evento de tal magnitud. A efectos prácticos iba a ser como un Grand Prix: 1200+ jugadores, 16 (dieciseis) rondas entre ambos días, y un mínimo de x-2 para hacer Día 2.
Mega me amenazó no sólo con retirarme el saludo si no me presentaba al evento, sino también con enviarme por encomienda un gnomo falopero con tendencias homicidas para que me apuñale en el ojo con una espadita copetín apenas abra el paquete. Tal vez no ese día, tal vez no la semana siguiente. Tal vez dentro de tiempo suficiente como para que no lo tenga presente y ¡ZAS! Adiós a la percepción de profundidad.
Como soy bogifóbico no me quedó más remedio que anotarme al torneo, y aprovechar la temprana clasificación a Mythic para farmear consistentemente las cartitas que me faltaban para el sideboard y debutar de una buena vez en formato Bo3.
¿Vieron esa parte fundamental de los torneos largos que son la camaradería y el acompañamiento entre rondas para aconsejarse, arengarse, o simplemente charlar para mantenerse activo y no enfriar la cabeza? Bueno, para mi sorpresa pudo suplirse de la mejor manera vía el Discord de Blue_Robot. Sirvió para distender los ánimos caldeados por el desastre organizativo de la primera fecha que llevó a la cancelación del evento; y para amenizar el ronda a ronda del remake la semana siguiente.
El Día 1 fue picadísimo, fuerte. Llego a la última ronda 5-2, habiéndole ganado a Dimir Rogues x2, UB Yorion y mirror de Gruul Adventures x2; y perdido contra Dimir Rogues por un ataque deficiente mío y contra Esper Doom por verme obligado a quedarme con una mano mediocre de 5 (cinco) cartas en el tercero sin robar nada relevante durante los primeros cuatro turnos. El Win-and-In fue contra Esper Doom, pudiendo conseguir el ansiadísimo pase a Día 2 gracias a triple Brushfire Elemental, Questing Beast y 3 (tres) Stomps a la pera en el tercer game.
El Día 2 fue todavía más picado, y llegué a la anteúltima ronda con chances de top, pero tenía que ganar ésta y la siguiente obligadamente. Fueron tres partidos picantísimos contra mirror. En el último tuve que hacer una jugada desesperada buscando la equivocación de mi oponente, pero no sucedió; y con esa derrota se esfumaban mis chances de topear.
Ajeno a mi conocimiento, el partido se estaba streameando por Twitch en el canal de Bohe y se ve que estuvo TAN bueno que al finalizar me contactaron para una mini-entrevista desde México para debatir las jugadas y comentar los builds. Porque así es el internés, te lleva de Arena a Intratables, si administrás bien el puterío y filtrás una o dos relaciones escandalosas.
Jugué la última ronda porque me había prometido de antemano que en caso de hacer Día 2, iba a jugar el torneo completo para exprimir al máximo la experiencia. Le gano 2-0 cómodo a un Dimir Rogues, cierro la performance con 36 puntos y quedo en puesto #36 entre más de 1000 (mil) contendientes.
Una campaña más que sólida, que me hubiera permitido embolsar u$250.- de ser un Grand Prix con estructura clásica. Una alegría enorme igual, y una muy necesitada caricia al ego y al ánimo en general.
Me iba a aferrar fuerte a esa alegría para no sucumbir al colapso nervioso, porque mi familia insistía en hacer la remake de "Contagion" pero en la vida real.
7.-
Padre: "¿Van a venir para navidad?"
Broni: "¿El COVID fue erradicado de la faz de la tierra?"
Padre: "No"
Broni: "Hablemos de fúlbo, entonces"
Padre: "Si ustedes no vienen vamos nosotros para allá"
Broni: "Eh, no"
Padre: "No está sujeto a debate"
Padre: "No está sujeto a debate"
En procelosa carga, lánceme al teléfono para contactar a Pater Hirschmann, el padre de Vic Barda. Le comento la situación y éste le ofrece a mi amadísima compañera una visita a su casa para mostrarle como debería celebrarse una cena con protocolos para evitar cualquier tipo de riesgo de contagio; aclarando nuevamente que lo ideal es NO juntarse, pero si no quedaba otra creía pertinente el preparar la logística como corresponde.
Y así fue como después de 10 (diez) meses de aislamiento total, Vic volvió a tener "contacto" con terceros al ser transportada a la casa de su padre en un auto con la parte trasera aislada, para ingresar al parque por un camino aislado que llevaba a su mesa aislada donde ya tenía su comida servida, a escasos metros de su propio baño aislado. La mesa de su padre y su esposa estaba a más de dos metros de distancia, y en ningún momento se rompió esa distancia perimetral. Al parecer, se podía.
Mientras sucedía eso me entero por las historias de Instagram de la novia de mi hermano que se estaba celebrando una reunión familiar en casa de mis padres. Con la abuela Marta, of cors. Sin barbijo ni distancia. Porque su bizarra interpretación de una progresión lógica indudablemente los llevaría a creer que la única consecuencia posible de robarse un patrullero es ligar pizza de arriba si te ponés una camisa azul.
In de míntaim, diciembre se volvía un mes complicado para pilotear Gruul Adventures. El Esper Doom se había techeado con removal adicional, Dimir Rogues había maindeckeado Lullmage's Domination y MonoRed por su parte hacía lo mismo con Akroan War. Había que cambiar la estrategia si quería clasificar de una yuta vez entre el Top1200.
Y, casualmente, Paulo Vitor había compartido la que iba a ser su lista para el LATAM que no jugó: Dimir Rogues cortándole un Merfolk Windrobber, un Heartless Act y un Bloodchief's Thirst para añadirle 3 (tres) Of One Mind.
Crafteé las raras que me faltaban y probé el mazo para ver qué tul. Me resultó incomodísimo que la mitad de las tierras entraran giradas, y la ausencia del cuarto Windrobber me agredía el TOC. Así que corté un Of One Mind para reponer al tritón delincuente y suplanté 2 (dos) Ketria Triome y 2 (dos) Temple of Deceit por 4 (cuatro) tierras básicas.
Santo remedio: para la nochebuena estaba en puesto #124 de Mythic. Iba a sentarme a cenar con una sonrisa de oreja a oreja por ello y porque mi madre me había asegurado que mi padre se iba a comportar. Porque, obviamente, cuando le conté cómo implementar el protocolo me dijo, y cito: "vos estás loco, festejá vos así si querés, yo no... Eso no es una nochebuena, eso es cualquier cosa...".
Creo que no hace falta relatar como terminó la noche, pero por las dudas de que quien esté leyendo estas líneas todavía albergue un mínimo de esperanza en el accionar humano, le cuento que todes hicieron cualquiera. Cualquiera mal, con chicanas incluidas porque los que estábamos equivocados éramos nosotres mientras la abuela esquivaba las balas covideras con un quiebre de cintura digno de instructor de zumba. No sólo me tuve que bancar que no dejen ningún picaporte sin lamer, sino que me tuve que bancar el boludeo. A las 01:00hs ya estaba encerrado en mi habitación fondeando güisqui y puteando de la manera más creativa que me permitía la lengua castellana.
Pero, hey, paradísimo en la ladder (?)
8.-
Estuve 2 (dos) semanas atendiendo el llanto compungido de no menos una docena de clientes que querían saber por qué les complicábamos la existencia al cortarles abruptamente la F.A.L.O.P.A, siglas para la Fórmula Agilizadora de Logística Operacional en Pandemia Activa. Esto sucedía porque mi padre había decidido que si nadie respetaba las recomendaciones de la DISPO, él tampoco iba a hacerlo porque a papá mono con caballos de palo no, eh (¿Era así? No era así). Resumiría así sus actividades plenamente como si no hubiera un virus de alto índice de contagio y potencialmente mortal para la nonagenaria que insistía en ver todos los días sin respetar ni media norma; esto sin tener la posibilidad física de mantener la distancia social con sus clientes y desenvolviéndose en un ambiente sin circulación de aire ¿Les dije que cancelaba el barbijo ni bien ingresaba a la oficina? Si se los dije, se los repito, maldita sea. El barbijo colgado. Siempre.
De ofrecer un servicio de calidad excelsa en un rango horario mucho más amplio y por ende cómodo, se pasó a todo lo contrario. Porque el cliente nunca tiene la razón, parece, y Harry Gordon Selfridge hizo sus millones de casualidad. Seguro era alto mulo, feo de cara y le tomaba la leche al gato.
El 31/12 a las 17:00hs se cerraba la temporada. A las 11:00hs empezaron los saltos de entre 20 (veinte) y 30 (treinta) posiciones cada 10 (diez) minutos. Para las 11:40hs ya había llegado a #1024. Se empezaba a complicar así que consulté con el buen Mega, quien me recomendó que esperara hasta después de las 14:00hs para que se estabilice la pérdida de posiciones. Efectivamente, a esa hora ya estaban entre 10 (diez) y 20 (veinte) posiciones cada 10 (diez) minutos. Pero estaba en #1145. Había que jugar porque de nuevo la miraba de afuera.
Me toca contra Billano_ELROOKIE.
No podía perder contra alguien con ese nombre de usuario. No y no. Era inaceptable quedarme afuera contra ese horror semántico. Era algo personal. El buen desempeño mayiquero era la tercer pata del trípode que mantenía firme mi sanidad mental ante la militancia suicida de mi familia; y a menos que sea un trípode marca Güingardin Leviosá, bien sabemos que si falla una de las patas, se cae.
Cortando clavos y transpirando sangre, gané. Al puesto #660 directo.
Cermeza, coreografía del Meneaíto con Vic Barda y Mangudai, mi sharpei pan dimensional, bombo y redoblante, aguante todo. Una alegría absoluta, dentro de lo alegre que se puede ser mientras los medios de producción sigan sin ser controlados por el proletariado (?).
A las 17:00hs cerraba la temporada, #780 en Construído, Diamond 4 en Limitado. Épsito.
Dediqué el resto de la tarde a la cocina nocheviejera, que consistía en tortilla de papa, batata, cebolla, perejil y huevo, acompañada de provoleta y ensalada de radicheta, ajo y tomate concassé. Porque a excepción de la ensalada rusa, odiamos con pasión y ahínco la comida típica de navidad y año nuevo.
Me encanta cocinar, y con la clasificación consumada no podía dejar de sonreír mientras lo hacía.
Una sonrisa incorruptible, hasta que nuevamente las historias de Instagram de la novia de mi hermano revelaron el horror: una mesa preparada para el festejo en la casa de mis padres, abuela Marta incluida, con 20 (veinte) platos en apenas 6 (seis) metros. Y los hashtags "yomequedoencasa" y "conprotocolos". Ahí fue cuando entendí que todo diálogo siempre iba a ser inútil porque no era que estaban en la mierda mierdísima de la mierdería y no les importaba; sino que estaban convencides de que estaban haciendo las cosas bien, lo cuál es infinitas veces peor. Porque con alguien que obra mal podés debatir sobre el accionar y los frutos de su obra. Con un ignorante de pensamiento mágico no se puede discutir, justamente porque es un ignorante de pensamiento mágico.
9.-
Un par de días después mi hermano me toca timbre por la tarde y me pide prestada una moderada suma de dinero porque su novia presentaba síntomas compatibles con COVID-19 y quería hisoparse. Este intercambio se dio sin barbijo, porque a esta altura había más chances de ver a Chacarita campeón invicto de la Libertadores que a mi familia respetando UNA norma. Entregué el efectivo, le conté a Vic Barda y quedamos a la expectativa.
Por supuestísimo dio positivo.
Mi reflejo instantáneo a la noticia fue evaluar si era físicamente posible escribirles de manera legible "PERO LA CONCHA DE SUS VERGAS" a balazos en la pared de su casa. Luego hice una pausa para recuperar el ritmo estable de mi respiración, y apelé a todas mis capacidades cognitivas para mitigar las fuertísimas ganas de resolver el problema con napalm. Después de todo, un bruto o impedido en el entendimiento no es del todo culpable de su proceder. No tiene la capacidad, ni mental ni moral, de entender las consecuencias de sus actos. Y si mi familia no es bruta es sencillamente gente horrible. Así que desde que empezaron sus decisiones de cuarta, opté por trabajar el análisis desde la primera opción.
Y más apremiante que la retribución violenta era hacerle el análisis a Marta.
El resultado llegó 48hs después. También positivo. Ahora tenía que explicarle a mi abuela que la jodita de año nuevo, esa con medidas protocolares clave como compartir un único helado entre todes, le había costado el infectarse con un virus que se ensaña fuerte con la gente de su edad. También tenía que avisarle a mi familia, y aguantarme los "SE LOS DIJE O NO, ME RECONTRA RE CAGO EN LAS SANDALIAS ROTAS DE SAN JUDAS ISCARIOTE" hasta superar la crisis. Porque, como recordarán, al momento de renunciar a pedirles cordura, les pedí que por favor, muy por favor, al menos dejaran a la anciana fuera del circo. Pero no. Porque qué vas a saber vos, Broni.
Ponemos sobre aviso a Marta, que recibió la nueva con una cara de terror primigenio. Se sentó y pidió que le diéramos un momento para digerir la noticia. Luego de recuperarse nos confesó que se venía sintiendo mal desde el día anterior, pero no quería decirnos nada para no preocuparnos. Llamamos de inmediato al padre de Vic Barda, quien tomó a mi abuela como paciente. Para no compartir algo tan delicado salivísticamente como el teléfono, le pasamos el número de línea de la doña para que la llamara y hablaran por esa vía. Me pidió que mientras él tenía la primera charla con ella, me encargara de completar una ficha médica que me había enviado y que me asegurara estrictamente de que nadie tuviera contacto con ella a partir de ese momento. Subimos y aproveché el momento para comunicarle la noticia a mi familia.
Ensayé no menos de diez veces el texto para que no se filtrara ni un ápice del odio cósmico que estaba experimentando. Lo envié. Todes en el grupo lo leyeron al instante, pero tardaron una hora y cuarto en contestar. PORQUE OBVIO.
La primera fue mi madre, que con un rapto de bajeza que hubiese creído imposible en ella hasta ese momento, quiso tirarle el fardo a mi tío. La segunda fue la novia de mi hermano, que estaba con Marta en ese preciso momento. Con la mandíbula desencajada y las pulsaciones a mil porque seguían pasándose por el upite lo que les decía, corté por lo sano y les aclaré por segunda vez que no pueden tener contacto con ella, y que nadie podía hacer absolutamente nada sin antes tener la autorización expresa de su doctor. Sin insultos, sin malas maneras, pero tajante.
Lo que sucedió luego fue una discusión iniciada por esta muchacha ya que se sintió ofendida por mi actitud, que no le importaba lo que dijera el doctor porque ella ya tenía COVID y no tenía miedo, que yo no era quien para acusarles de irresponsables y la mar en coche. Sumándose mi padre, diciendo que no tenía sentido repartir culpas y que yo no sabía las cosas que estaban detrás de sus asados con amigos, sus partidas de póker, sus jodas sin protocolos porque así es cómo se sostenía el negocio (?)
Ellos contagiaron a Marta, pero de alguna manera que sólo puede ser entendida como la intervención de un ilusionista psíquico de Tierra 2 donde Viviana Canosa es decana de medicina en la UBA y Chinda Brandolino ganó el Kónex a No ser una Boluda de Mierda; la culpa era mía. El forro era yo y estaban todes enculados conmigo. Yay.
¿La frutilla de la torta? Dos días después del inicio del aislamiento de Marta comencé sentir cansancio general, tos seca, unas líneas de fiebre y erupciones cutáneas.
Adivinen qué pasó.
10.-
Tuve que prepararme para un torneo importantísimo al que había buscado clasificar durante casi tres meses, con terrible peste encima. La fiebre duró poco, la tos menos. La piel tardó un poquito más. Pero el cansancio fue devastador durante demasiado tiempo. Todo me costaba el triple, hasta el ir al baño.
Pasé 10 (diez) meses encerrado sin contacto alguno haciendo todo como corresponde para que esta manga de irresponsables impenitentes me contagiaran. La calentura y la impotencia que tenía tampoco ayudaban mucho a encarar el inminente compromiso.
La primera semana ni me conecté, no pude testear. Encima era formato Historic, algo completamente desconocido para mí y con pocas y ninguna de las cartas relevantes. El consejo de Mega fue que armara Goblins con Muxus, la versión combo con Irencrag Feat. Primero porque iba a necesitar craftear sólo 13 (trece) raras, y segundo porque el testeo se reducía a dos cosas: primero, a reconocer si la línea de juego correcta es drop de Muxus o armar mesa con Chieftain/Warchief y Krenko; segundo, a reconocer los planes de sidebordeo del oponente para efectuar el propio y no perder ante Grafdigger's Cage, Yasharn, Rampaging Ferocidon o Soul Warden. El resto se reducía a la buena o mala fortuna en el reveal de Muxus o, si el plan era generar mesa, si nos permitían activar Krenko.
Recién pude sentarme a jugar faltando tres días para el evento. El primer día le agarré la mano jugando casual. El segundo día lo probé en Bo1 de ranked y llegué a Diamond. La noche anterior al Qualifier probé Bo3 y llegué a Mythic a puro empuje de reveals gloriosos con Muxus en turnos 3 (tres) y 4 (cuatro). Pero el cuerpo me reclamaba. Fuerte. Vic Barda estaba más preocupada que yo por la situación, y esa semana previa se puso el equipo al hombro encargándose absolutamente de todo para que llegara lo mejor posible al momento de jugar por los porotos. Cocinó, lavó, colgó, guardó, limpió, se encargó de las compras. Todo. Ella tenía tantas ganas como yo de que dé una buena performance. Mi amor por ella es infinito, no puede medirse. Pero si pudiera, diría que esa semana creció bastante.
Sin estar en mi mejor estado físico y mental, pero optimista por la tempranera llegada a Mythic, piloteé a Los Trasgos del Tío Muxus durante 7 (siete) rondas, redondeando un 4-3 que me dejó afuera del Día 2. Los cuatro matchs que gané fueron por reveals insuperables a excepción de un game en el que mi oponente jugó Nine Lives antes que Solemnity y llegué a activar doble Krenko gracias a un Snoop pispeando el tope, metiéndole más contadores que el Mauri a sus off-shores para justificar los ingresos. Los perdidos fueron por reveals horribles en los dos primeros casos, y por Tale's End y AEther Gust de main y todavía más de side en el último.
Me llevé 800 (ochocientas) gemas de premio, y un sabor agridulce ¿Me hubiera ido mejor de estar al 100% física y mentalmente? Jamás lo sabré. Pero en ese entonces me lo pregunté bastante.
¿Y Marta? Marta sobrevivió, porque es indestructible. Se comenzó a rumorear por el barrio que supo hacer un pacto con un antiguo demonio sumerio que ansiaba su receta de budín de limón, y será inmortal hasta que caiga el último templo oculto de Pazuzu.
¿Y mi familia? Mi familia sigue revolcándose en la más ignominiosa de las mugres. Mi hermano continuó con su vida pública conviviendo con alguien positivo de COVID-19. Mi padre hizo lo mismo, sin convivir pero habiendo tenido contacto estrecho. Siguen sin respetar ninguna medida sanitaria al día de hoy, celebrando reuniones varias, incluyendo cumpleaños y casamientos con docenas de personas una al lado de la otra sin barbijo. Cuando pueden la arrastran a Marta, quien es fácilmente influenciable y perdió toda perspectiva de las consecuencias de estas prácticas ("porque se pudo haber contagiado en cualquier lado/es una lotería/el sodero seguro tenía el barbijo mal puesto/excusagenéricaparanohacersecargo.gif").
¿Y las Máyi? Las Máyi me salvaron la vida. Volvieron y me ayudaron a atravesar este momento imposible siendo irremplazable válvula de escape para exigir lúdicamente todo mi ingenio y mis capacidades de proyección táctica y estratégica. Las Máyi me contuvieron, me desafiaron y me divirtieron. Me recompensaron. Me dieron un objetivo, algo en qué concentrarme. Me dieron todo. Junto a mi pareja, mi doge y mis amistades bancando la parada, fueron todo.
Y vos, si llegaste hasta acá, además de agradecerte por la lectura te digo lo siguiente: cuidate. Cuidate y cuidá al resto. Cuidémonos, que cuidarse es quererse y en la querencia vamos a ser mejores.
Muy bueno, todavía me río del Konami Code. Le metés onda con los dibujos, te pasaste.
ResponderBorrarGracia' don :)
BorrarMuy entretenido. Casi no soporto comprobar a diario que merecemos la extincion como especie.
ResponderBorrarNos merecemos el meteoro seguido de un Antiguo que devore los restos.
BorrarMarta es eterna. En sus legañas debe estar la cura del covid!
ResponderBorrarLos antiguos sumerios constatan la veracidad tus palabras.
BorrarIncreíble, realmente espero que sigas escribiendo. Saludos
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